“María, Madre del sí, tú has escuchado a Jesús y conoces el timbre de su voz, el latido de su Corazón;

Estrella de la mañana, háblanos de El, cuéntanos tu camino, para seguirlo en la vía de la fe.

María, que viviste en Nazaret con Jesús, imprime en nuestra vida tus sentimientos, tu docilidad, tu silencio que escucha y hace florecer la Palabra en elecciones de verdadera libertad.

María, háblanos de Jesús, para que la frescura de nuestra fe brille en nuestros ojos, encienda el corazón de quien nos encuentra, como tú hiciste visitando a Elizabeth, que en su vejez se ha alegrado contigo por el don de la vida.

María, Virgen del Magnificat, ayúdanos a llevar la alegría al mundo, y como en Caná, empuja a cada joven, que trabaja en el servicio a los hermanos a hacer sólo aquello que Jesús diga.

María, pon tu mirada sobre el ágora de los jóvenes para que sea el terreno fecundo de la iglesia italiana.

Ruega para que Jesús, muerto y resucitado, renazca en nosotros, y nos transforme en una noche llena de luz, llena de El.

María, Señora de Loreto, puerta del Cielo, ayúdanos a levantar la vista en alto: queremos ver a Jesús, hablar con El, anunciar a todos su amor. Amén”.

 

El Santo Padre Benedicto XVI en el Santuario de la Santa Casa de Loreto.

1 de septiembre de 2007

Reunión con los jóvenes